16 de junio de 2009

Celebración de Fernando Torres


[Foto: AFP - Marca]


Tras el post anterior, tenía la firme intención de no escribir sobre fútbol en mucho, mucho tiempo, así que no lo haré. O sí, pero de otra manera (qué quieren que les diga, uno también tiene sus debilidades)...

CELEBRACIÓN DE FERNANDO TORRES

Es la tierna dulzura de su rostro
aniñado, la sencillez tranquila,
el físico aparentemente frágil,
el aire de imprecisa seriedad
mezclada con sonrisa en los anuncios
de moda, coches, bancos o campañas
solidarias... Su extraño magnetismo
nada tiene que ver con esa efímera
perfección ideal que lucen otros.
Uno de los mejores delanteros
de hoy en día: grácil y veloz
como el impala, en el área se revuelve
tan certero y voraz como el león,
sus músculos se tensan y convierten
la aparente fragilidad en súbito,
letal, zigzagueante, inesperado
relámpago, elevándose al remate
de cabeza o armando la mortífera
derecha para —en menos de un segundo—
colar bajo la escuadra el gol perfecto
y correr hacia el banderín de córner
con los brazos abiertos y en los labios
el grito silenciado por la hinchada,
el pelo rubio al viento, la carita
pecosa iluminada una vez más...
Ningún canon contempla la absoluta
indemnidad, ningún modelo dice
la exactitud precisa de su cuerpo,
el brillo de sus ojos ese instante
que por tres veces hoy ha repetido
—nuevo récord— en sólo once minutos.