12 de noviembre de 2010

Fútbol y homosexualidad


(Foto: AP - ElMundo.es)

Me llegó ayer a Facebook, por medio de Leo del Mar, el enlace a una noticia en el diario El Mundo en la que no había reparado y que resulta, cuando menos, curiosa. Que ha habido y hay jugadores gays lo sabe casi todo el mundo de dentro del fútbol y mucha gente de fuera pero, por mucho que lo pida Mario Gómez (o una decena o más de jugadores de los que tienen mayor repercusión mediática) la consigna va a seguir siendo la que expresa el representante de uno de los futbolistas que protagonizan la reciente telenovela argentina  Botineras,  en la que se aborda este tema sin tapujos: en la escena [que transcribo debajo] el representante le dice algo que, aunque se trate de una ficción, se parece demasiado a la realidad:


«Todos nos damos cuenta que el Lalo te gusta [...] A mí realmente no me interesa lo que te pase con él, es por ti, no es un problema mío, es tuyo. Digo... no quiero un quilombo para resolver nuevo [...] Si abres la boca de más, os fuiste para siempre. Esto es fútbol, es algo que te estás olvidando. Mirá cuando salís a la cancha y todo el mundo sabe que te estás comiendo a un compañero de trabajo, todos sabemos de todo en el fútbol, pero la hinchada no te lo va a perdonar, porque no hay periodistas gays, no hay dirigentes gays, no hay jugadores gays, no existen los gays».

También en la mencionada red social Lola Gracia, amiga feisbuquera y escritora y bloguera ella misma, me apunta «que salgan si quieren... Es una decisión muy personal ¿No?» Y le contesto que de decisión personal, nada de nada. Cualquier jugador en activo que salga del armario (al menos fuera del estrecho y estricto ámbito del propio vestuario o, como mucho, del propio club) está condenado hoy por hoy a abandonar ese deporte como los que han sobrevivido al paro cardiaco y se han librado por los pelos de la muerte súbita...

En el artículo que me pasa Leo se menciona también a Marcus Urban, que por lo que yo sabía no llegó siquiera a poder jugar como profesional en la Bundesliga. Puede que no lo hayan visto si no les gusta el fútbol, pero uno de los espectáculos más bochornosos que he podido contemplar (y no en uno sino en varios partidos del Real Madrid) es prácticamente a TODO el público del Santiago Bernabeu CANTÁNDOLE a uno de sus ídolos, casado y con hijos (independientemente de que sea cierta o no su pretendida homosexualidad, que ni lo sé ni me importa) una canción popular a la que habían cambiado la letra original por la frase "Guti maricón" repetida una y otra vez...

Añade Leo que "desde luego, pocos tendrán el valor de Justin Fashanu (hasta su hermano, también futbolista, lo repudió). Incluso se acabó suicidando. Gareth Thomas (rugby) se ve que antes que suicidarse prefirió hacer su particular outing y, bueno, parece que se le respeta un poco más, al menos entre sus compañeros". Sobre Justin Fashanu y su caso puede encontrarse mucha información en internet, pero quiero destacar este reportaje de la web de la BBC (en inglés), del que me interesa sobre todo ahora destacar el siguiente pasaje:

La homosexualidad sigue siendo algo acerca de lo que los futbolistas profesionales no suelen hablar, y mucho menos admitir. El maltrato de los fanáticos y colegas hacia Fashanu en la década de 1980 sigue siendo un factor desmotivador para los futbolistas que se han planteado 'salir del armario'. A pesar de los anuncios [de marcado carácter] homoeróticos protagonizados por futbolistas, en los que se retratan sus cuerpos y su masculinidad, el fútbol está obsesionado aún por representar una imagen de macho. [...] Sin embargo, el controvertido agente Justin, Eric Hall, considera que no hay más futbolistas profesionales homosexuales, y cree que nunca los habrá. Dice que el fútbol no es compatible con ser gay.

Esto último recuerda bastante a las penosas declaraciones recientes del presidente de la Federación Croata de Fútbol, Vlatko Markovic, que ha dicho a un diario de su país que mientras él ocupe ese cargo no permitirá la presencia de jugadores homosexuales en el equipo nacional. No ha sido la única demostración de homofobia de Markovic: preguntado por el diario Vecernji List si de hecho había conocido algún caso de jugador de fútbol gay, Markovic lo ha negado diciendo que "afortunadamente, al fútbol solo juega la gente normal"

2 de noviembre de 2010

Don Juan en el cementerio



Así gritó a la noche que no habría
sepulcro sin su sombra,
ni lápida en la cual no se pudiera
—combinando las letras de otro modo—
reconocer su nombre.

Gritó tan vivamente que los muertos
temblaron en sus tumbas,
y muchos que le habían conocido,
amado o despreciado,
sufrieron pesadillas o cayeron
de sus lechos al suelo.

Estaba allí, los brazos extendidos
hacia el cielo, borracho, desafiante,
entre aquel mar de cruces,
una más de las pálidas estatuas
bañadas por la luna.

Estaba allí don Juan y maldecía
la estirpe y la memoria de su víctima,
la imagen del creador, del omnisciente
dramaturgo que se atrevía a usarle
como actor de su drama.

Allí estaba don Juan retando a duelo
al más allá, invitándole a su mesa,
para poder gritarle una vez más
—la última— que no se arrepentía.