31 de octubre de 2011

Un poema de 1987 y una cita de 2011




LA CITA:
«El libro es un objeto en el que el tacto cuenta y también el olfato, mezcla en ocasiones de tinta y polvo [...] tras la lectura de un libro acostumbran a quedar pequeños testimonios del lector, quizás una ralladura o un viejo billete de metro o, incluso, alguna nota. Nada de ello pasará en el caso de la pantalla. Le falta ese toque erótico que proporcionan tacto, olor y también el rastro de su historia.»
En "También quiero libros digitales", de Laura Tramosa
[Artículo completo aquí].

EL POEMA:

ERÓTICA CON LIBRO

No podía dejar de oler el libro,
parecía un poema aquel olor,
un poema más, de tan hermosos
que hacía los poemas.

Daba gusto tenerlo entre las manos,
estudiandoel lugar de cada letra:
el defecto más pequeño me lo hacía
más amable, la huella de las letras
de la página anterior.

Difícil la lectura, regresando,
volviendo a oler la página, el perfume
real entre los versos, releyendo
olor y suavidad, metía mi rostro
y rozaba con mi piel aquellas líneas,
gozaba en sus caricias un placer
más parecido al placer que otorga un cuerpo...

Cuerpo siempre dispuesto a restregarse
y a mirarme, dispuesto a acariciar
dulce mis ojos, a entregarme el olor
de tanta piel cubierta de poemas,
o sólo a hablar conmigo, a acompañarme.
(De En las nubes del alba, 1990)

25 de octubre de 2011

3 metros sobre el cielo




En uno de los comentarios de los lectores a esta noticia (el #59, firmado por Emergouse) puede leerse lo siguiente:

«la ultima produción española que fui a ver fue 3 metros sobre el cielo con Angel Casas como actor principal pelicula sublime, guión que roza la excelencia, actores secundarios brillantes y llenos de vida desde el mismo principio, decorados y puestas en escenas notables del 1-10 le pongo un 11.»

De lo cual pueden deducirse dos cosas: una, que un actor para mí desconocido anda enseñoreándose de las pantallas españolas, y para más inri lleva mi nombre y el apellido del macarilla actual del cine y las series españolas, Mario Casas. Y dos, que el mencionado lector entiende muy poco de cine y que no ha visto la anterior adaptación de la obra de Federico Moccia, la original italiana Tre metri sopra il cielo (estrenada en 2004, con Mario Scamarcio al frente del reparto) cuya existencia probablemente desconoce y de la que la española es calco prácticamente secuencia por secuencia (como veremos en otra entrada), hecho que se escamotea por completo al espectador, al menos en los extras de la edición en dvd: en uno de ellos el director habla incluso del proceso de adaptación de la novela para la realización del guión como si se tratase de una película original y no de un remake, sin mencionar ni siquiera de pasada la película italiana y sin decir en ningún momento que lo que se ha adaptado en realidad es el guión de esta última (del propio Moccia en gran parte), cambiando Roma por una ciudad española indeterminada y los nombres de algunos de los protagonistas... Salvo —claro— que donde en la italiana hay actores en la española hay niñatos que no saben vocalizar y —lo que es peor— bigestuales; y que donde en la italiana los chavales llevan el casco —o se lo ponen, o se lo quitan— en todas las escenas con motos involucradas (que son muchas, tan protagonistas casi como ellos), en la española, producida por Antena 3 (curiosamente la principal promotora de la conocida campaña "PONLE FRENO") simplemente lo llevan colgando del brazo o no lo llevan...


20 de octubre de 2011

Cuaderno del 93 (II)


Foto: Nieve en Tejeda de Tiétar © José Paniagua (Cleto), 2010


POSTAL INFANTIL

Hay un mundo de nieve que fue un día
lejano de la infancia. Entre los muchos
momentos olvidados, ese día,
la mañana feliz que vi la nieve
por vez primera y última, pervive,
y ha enterrado en su seno muchos otros
recuerdos, buenos, malos, tantos juegos
de entonces ha hecho suyos, en su afán
de cifrar en su imagen todo aquello.

La infancia son imágenes, sabemos,
casi siempre instantáneas, sin diálogos
y sin motivaciones aparentes.
Y de pronto sentimos que una de ellas
se empeña en absorber a las demás,
devora cuanto estorba a sus propósitos,
y así mueren amigos, ilusiones,
desencantos que un día fueron nuestros.

Y de pronto sentimos que esa nieve
es ya la infancia toda en sólo un mito.

12 de octubre de 2011

Matthew Shepard, 13 años




Los hechos son de sobra conocidos por una amplia mayoría de los hombres y mujeres homosexuales de todo el mundo occidental, pero práctica y lamentablemente desconocidos por el resto fuera de los EE.UU. Lo esencial de la historia es que la noche del 6 al 7 de octubre de 1998, Matthew Shepard, un estudiante de Ciencias políticas de la Universidad de Wyoming al que le faltaba un mes para cumplir los 22 años, de buena familia (su padre era inspector de seguridad una plataforma petrolera en Arabia Saudí), bastante guapo y físicamente atractivo a pesar de su complexión delgada y su baja estatura, "estaba sentado en la barra del Fireside Lounge bar de Laramie, tomando una cerveza, cuando dos tipos se le acercaron y entablaron conversación con él. Matthew les indicó que era gay, y ellos le dijeron que eran gays tambien" según escribió en su crónica el periodista del New York Times James Brooke que le había contado entre lágrimas Walter T. Boulden, uno de los amigos del muchacho y profesor universitario de trabajo social allí.
Esa noche Matthew fue secuestrado, vejado, brutalmente golpeado, robado y torturado por esos dos sujetos, Russell Arthur Henderson y Aaron James McKinney, que se habían hecho pasar por gays para entablar contacto con él. Muchas horas después, un hombre que paseaba con su bicicleta por las afueras de Laramie observó a cierta distancia una especie de bulto de algún modo sujeto a una valla de rancho. En un primer momento pensó que pudiera ser un espantapájaros por la forma en que tenía los brazos extendidos, pero al acercarse comprobó que se trataba de un cuerpo que había sido atado a la valla, parcialmente quemado y lleno de golpes, cardenales, magulladuras y sangre reseca. Era el cuerpo maltratado y ya casi sin vida de Matthew Shepard, el estudiante universitario abiertamente gay que había sido 'crucificado' a la valla más de 18 horas antes...
Acostumbrado a la vida en Europa y en Denver, Matthew, un estudiante de lengua extranjera que quería convertirse en diplomático, se encontró viviendo en esta ciudad de poco más de 27.000 personas aisladas. Matthew había nacido en Casper, la capital del cinturón petrolífero de Wyoming, y pasó gran parte de su juventud allí, antes de ser enviado a estudiar a un internado suizo (donde estudió árabe y alemán) y regresar a los Estados Unidos para asistir a la Universidad de Wyoming, en la que había estudiado su padre. [Continuará]